martes, 13 de enero de 2015

Alegrías de escribir...

 Alegrías de escribir son justamente las que trae el propio escribir, el crear universos...
Henriette Browne, "A Girl Writing; The Pet Goldfinch" (1870 aprox.)
 Pero también lo son el encontrar a alguien a quien, lo que uno hace, le llega de un modo especial...

 No sé, de pronto todo pasó.
 Hace poco, una gigante: Angélica Gorodischer diciéndome que ese pequeño relato-cuento que escribí le la tocó de verdad...
 Luego, otra genia (la generosísima Pilar Pedraza), comenta que le gusta, que le parece intensísimo y poético un cuento inedito mío y elogia mi prosa...
 Y de golpe me topo con ésta reseña reciente de Terra Nova, antología maravillosa que, después de más de dos años de publicada —junto con sus editores, los increíbles compañeros que me tocaron (y mi querido cuento "Memoria")— me sigue dando TANTAS ALEGRÍAS!!!!!!!!!!

Guau, ¡qué reseña! Mil gracias a Enclavepública:
    Memoria de Teresa P. [sí, yo, Mira de Echeverría, jeje]: Excelente 
    • Un cuento onírico y de buena factura. Una historia clásica y bastante previsible, que respira toques que recuerdan a Dune de Frank Herbert con los Freeman y también de Crónicas Marcianas de Bradbury. En este cuento de amor eterno juega con maestría y combina como pocos temas tan fundamentales como el amor, la sexualidad y el tiempo y el destino  si fuera realmente vislumbrado como afectaría a las personas dichos destinos. Siempre me gustan estos cuentos que resumen en ellos mismos lo que podría ser una novela de 1000 páginas en una historia cerrada y sin complicaciones, al grano, repleta de posibilidades solo mencionadas para que el lector deja volar la imaginación. Me gusta mucho descubrir una frase regalada por el autor  que podría ser una mina de posibilidades y que por si misma explotaría un mundo narrativo nuevo o una historia propia. Ramas y posibilidades.  Es un presente del autor que deposita una pequeña joya en nuestras manos.  Una excelente ejecución para un excelente cuento.
Y entonces... no puedo dejar de pensar y agradecer a alguien que, en aquella época —una persona increíble a la que aún no conocía—, sacaba ésta reseña que constituyó la primera y más agrande alegría que me dio la antología (luego de haber sido seleccionada) y todavía guardo esas palabras en un sitio muy especial.
Más ficción que ciencia (Cristina Jurado) decía:

"Cuando llego al relato “Memoria” de la bonaerense Teresa P. Mira de Echevarría creo haber perdido la capacidad de sorpresa. Y de nuevo la magia surge de entre las páginas y empiezo a soñar despierta con un cuento inteligente con sabor a Bradbury. ¿Será que Marte me puede y toda historia que se escenifica allí me tiene ganada desde el principio? ¿Será la apuesta por una trama nada convencional y por un estilo emotivo pero sin estridencias ni pretensiones banas? Lo único que sé es que, a diferencia de al blog que a todo le pone “peros”, a mí me dieron ganas de transportarme al planeta rojo para conocer a Jedediah y a Áyax. Estoy convencida de que viven allí o vivirán, no lo sé con certeza, pero aquel mundo es su hogar y así me lo hizo sentir la autora. Lo anterior es solo una torpe manera de intentar expresar aquí mi admiración por este cuento, como podéis suponer. Yo recomendaría leer “Memoria” a quienes argumentan que la ciencia ficción trata superficialmente los sentimientos. Este relato también sedujo al blog. Es raro que coincidamos… tendré que consultar con un especialista."

O, que en una radio de España, de pronto escuche una hermosa voz diciendo algo que me suena muy conocido (en medio de un programa que me tenía hipnotizada de tan interesantísimo) y entonces diga: "¡Ey, ese es mi cuento!", y estén leyendo un fragmento de "Memoria":


Y esas son alegrías que no puedo, ni quiero, ni debo dejar escapar... Esas son las alegrías que me hacen seguir.
 Porque, además de ese hambre de escribir —imposible de refrenar—, estas alegrías abren el horizonte del "para quién".
 Y lo hacen en el marco del "con quienes": junto al apoyo incondicional de mis viejos (mi padre, quien me introdujo en la CF y mi madre que me impulsa con su sabiduría), junto a la confianza absoluta de Guille, junto al abrazo de un/a amigo/a-colega que me dice de pronto: "¡Esto es muy bueno!" o "Qué hij..."

 O junto a alguien que nunca vi y con el que parece que estuvimos conversando largo rato (o lo estaremos, algún día), sin yo saberlo... aún.