Llegamos al término de este "cuento por entregas": la esperada NOVENA PARTE de nueve.
Un final que, como verán, es "engañoso"... o, tal vez, "mítico"... que es lo opuesto al engaño, ya que el Mito es la más verdadera de las verdades.
Un final que, como verán, es "engañoso"... o, tal vez, "mítico"... que es lo opuesto al engaño, ya que el Mito es la más verdadera de las verdades.
¿Y cómo aparcería hoy Ikur?... Tal vez sería una especie de fauno espacial. Un ser esencialmente híbrido, alguien con un poco de animal y otro de humano, como mucho de masculino y mucho de femenino, con blancos perfectos y complejos negros.
Pero el Ikur que leeremos hoy pertenece a "aquel cuento". Un cuento nacido bajo la influencia de High Hopes de Pink Floyd y El hombre y sus símbolos de Carl C. Jung.
Les dejo pues a este, mi "hijo", ya adulto y libre para vagar por sus propios caminos, tal como todo cuento concluido. Un hijo que, en definitiva, es mío pero también suyo, querido lector. Después de todo, usted lo revestirá de un rostro particular, le dará una voz propia y le adjudicará un modo de andar, de torcer el gesto o de sentarse que será único e irrepetible.
Así que, cuando vea en Ikur un dejo de mis rasgos, fíjese bien, y descubrirá también en él, un poco de los suyos...
Así que, cuando vea en Ikur un dejo de mis rasgos, fíjese bien, y descubrirá también en él, un poco de los suyos...
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EL ÁNIMA Y EL HOMBRE DE LA RUEDA GIGANTE
(por: Teresa P. Mira de Echeverría)
[Estar encadenado, bajo cualquier tipo de cadenas, es algo literalmente terrible.
Estar encadenado por uno mismo, por propia responsabilidad, bajo propia mano —o como se quiera decir— es casi insoportable.
Y nótese que digo casi, porque esto es lo más común del mundo; me atrevería a decir que es inherente a la raza humana.]
9: El vuelo.
Las alas-raíces volaron primero por sí
mismas. Y luego, una vez estabilizado su vuelo, obedecieron las órdenes de Ikur.
"Ritos de pasaje" - John Jude Palencar |
Ikur
volaba tal como vuelan las semillas de un diente de león, en parte guiado por
el viento y en parte por su deseo inconsciente.
La
tierra se abría en bocas volcánicas y nuevos terrenos apenas formados se
desvanecían en nuevas erupciones de lava renovadora.
Volcanes,
lava, novedad... la tierra se adivinaba como un lugar en formación.
Ikur
buscaba un sitio que le gustase, un sitio ya establecido y formado.
Se
adentró más y más en la tierra de la incógnita y atravesó herbazales y
desiertos, mares y costas, montañas y sierras, pero no encontraba su lugar.
Finalmente,
Ikur llegó a una planicie verde con tres grandes álamos en su mitad, sus únicos
pobladores en una inmensidad esmeralda.
Allí
bajó, plegó sus alas y se sentó a trabajar bajo los álamos.
Pasaron
los años y los años, e Ikur continuaba trabajando bajo sus tres queridos
álamos.
La
lluvia y el sol lo bañaron, y disfrutó intensamente de sus mensajes.
Los
pájaros volaron sobre su cabeza, y él admiró sus trinos y la alegría que
contagiaban.
El
milagro de los amaneceres rojos y malvas transcurrieron frente a sus extasiados
ojos.
"El fantasma en las colinas" - John Jude Palencar |
Vinieron
a ofrecerle ayuda, y sus oídos oyeron y sus labios agradecieron.
Y
pasó mucha vida, e Ikur la bebió hasta el último sorbo, saboreando cada gota.
Y
un día Ikur sintió que sus alas se desperezaban de nuevo y que los álamos le
cantaban en el susurro de sus hojas con más fuerza que nunca.
Ikur
sonrió al horizonte que se desplegaba frente a sí, y comprendió que debía
cumplir el artículo tercero de la Ley del
Tiempo... Cambiarás.
Ser libre de ataduras, de cualquier
atadura, es algo literalmente maravilloso.
Estar
libre, liberado por sí mismo, por propio esfuerzo, gracias a una heroica lucha ¾o como se quiera decir¾ es
casi milagroso.
Y
nótese que digo casi, porque esto es lo más común del mundo;
me atrevería a decir que es inherente a la raza humana.
(SIN) FIN
Quien desee leer el cuento completo, puede iniciar en el CAPÍTULO 1, e ir siguiendo las sucesivas entradas.
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