domingo, 13 de octubre de 2019

Las buenas máscaras


  Tal vez es la fecha. Probablemente tenga que ver con el hecho de que se acerque Halloween, Samhain, o la víspera de la noche de los Santos. En definitiva esta es mi época favorita del año, cargada de máscaras y de liberaciones al mismo tiempo.

  O podría ser que mi cumpleaños esté a la vuelta de la esquina y unx empieza a hacer ese balance entre lo vivido y las esperanzas, proyectos, sueños y planes para el futuro.


"Avatar 03" escultura de iLumen Artistry Atelier
  O tal vez que ya era hora.


  Durante mi vida he conocido gente asombrosamente buena, cariñosa, dulce y que me ha ayudado mucho. Y, como todo miembro de la especie humana, he conocido personas mezquinas, ególatras y manipuladoras, así como otras con una confusión interna tan grande que hacía muy difícil descifrar qué estaba pasando ahí dentro.

  He sufrido bulling y he recibido amor.

  He encontrado generosidad donde jamás creí que la hallaría y traición donde... bueno, sino no sería traición, ¿no? (sí, por más que avisen).

  Me han acusado de ser fría, de ser cálida, de ser demasiado humilde y de ser una diva. Me han reprochado no hacer lo que siento o lo que quiero, y me han echado en cara que no viviese mi vida y decidiera en temas de mi libertad en función de la vida, intereses y suposiciones de otros, como si mi gratitud implicase que les pertenezco de algún enfermizo modo.

  También me han acusado de NO ser telépata y, por lo tanto, de no adivinar lo que debería. A saber: qué diantres estaba pasando por la cabeza de otra persona que, de pronto, se ofendió conmigo sin saber yo por qué (y esto, lo reconozco, me pasó muchas, muchas veces; supongo que las señales eran claras y no las vi o que la telepatía es más común de lo que yo supongo).


Máscara steampunk.
  A esa altura, y con tanto mareo social, me di cuenta que tenía un serio problema de relaciones humanas.

  Verán, yo fui (y todavía soy) un típico "ratón de biblioteca". Alguien que, salvo contadas personas, se hallaba más cómoda entre libros que entre seres humanos.

  Era de esperarse que cuando la vieja frase "no es bueno que el ser humano esté solo" calara en mí, y saliera de mi vida de ermitañx, terminara por no entender mucho de lo que sucedía a mi alrededor en términos de relaciones interpersonales.

  En el ínterin aprendí a amar y ser amada incondicionalmente. Y también que muchas veces yo esperaba o le exigía a algunas personas lo que ellas no estaban en condiciones, posibilidades o deseos de dar... mea culpa.

  Pero, se darán cuenta que, salida de la cueva platónica y cegada por la luz solar, empecé a pensar que había algo mal conmigo. Sobre todo, con el advenimiento de los ataques de ansiedad. Era obvio que si tanto me habían vapuleado de izquierda a derecha, era porque no estaba llevando el mando de mi nave como correspondía.

  Y así me topé, entre profesionales serios, profesionales chantas y profesionales más enfermos que sus propios pacientes, con un terapeuta que me dijo:


Máscara del carnaval de Venecia.
"Tu problema es que no usás máscara."

  Ups...

  Toda mi vida había creído que no usar máscaras era un modo de ser auténticx. De mostrarme como era. De que los demás supiesen exactamente ante quien estaban. Pero, al parecer, había un par de problemas con ello.

  De entrada está el problema de que voy a "cara limpia". Y eso no significa que voy sin maquillaje, sino que voy sin defensa, sin casco.
 Que no desarrollé una epidermis protectora porque, básicamente, nunca había necesitado una ni en mi casa, ni entre mis historias, ni con el hombre que amo.

  Ir en "carne viva" me expone a las más profundas y deliciosas caricias, pero también a un dolor desgarrador. A heridas fáciles de sanar en una piel curtida, pero largas de curar y desgarradoras cuando la superficie es el fondo mismo.
  Imagínense cuántas heridas no deseadas se le pueden causar a una persona con estas características. Y también, no seamos ingenuos, cuánto daño puede hacer alguien que la hiera a propósito, sabiendo que ataca en terreno fácil y sin defensas.

  Empecé a pensar en las máscaras: 
  -en cómo los superhéroes usan una máscara para proteger su intimidad o a quienes aman. 
  -en cómo la máscara del actor le permite liberarse y liberar al público.
  -en cómo las máscaras ancestrales le permitían a los chamanes encarnar fuerzas superiores.
  -en cómo la máscaras que alguien elije para usar en una fiesta habla mucho de su personalidad.
  -en cómo las máscaras de hockey sobre hielo protegen a las/os jugadoras/es.

  En cuanto me enfrento al mundo puedo ver máscaras que me muestran lo que la gente es o lo que no es... ¡y eso está bien!


Máscara de Barong. En la mitología indonesia,
es una criatura-león que protege. 
Lo cierto es que hay máscaras diseñadas para encubrir y engañar, pero hay máscaras construidas a lo largo de una vida que revelan el corazón de oro que se esconde detrás.

  La palabra persona proviene del término griego "prosopon" que era la máscara que los actores usaban en las representaciones del teatro griego clásico (por eso usé un personaje de "La Terpsícore", un cuento que habla mucho de la personalidad y las posibilidades de personalidad de un ser humanx). Una máscara para el héroe, otra para el villano, etc.

  Las máscaras que usamos hoy pasan por photoshop y Redes Sociales. Son una creación humana y, como tal, son buenas, mediocres, malas, efectistas, auténticas, ocultadoras o reveladoras... Hay máscaras mortuorias y máscaras regeneradoras.

  Así que, en estas fechas, comencé a pensar si aquella terapeuta no tendría razón.

  El problema es que si uno utiliza armadura de metal pesado y asfixiante por mucho tiempo, cuando al fin se la quita y camina desnudx por el mundo, la sensación de libertad es intoxicante.
  Claro que entre las caricias del viento, la frescura de la lluvia sobre la piel y la calidez del sol en los párpados, hay siempre picaduras de mosquitos, rasgones de rocas afiladas que dejan abrasiones profundas o escupitajos gratuitos por la indecencia de andar por ahí mostrándose tal cual unx es.


  Hay un cuento de Jack Vance, La polilla lunar (no creo que "mariposa" sea la traducción correcta, a menos que se la convierta en "mariposa nocturna". ¡No sé por qué quieren arreglar lo que de por sí ya es bello!) que habla de la importancia de las máscaras.
  Un muy buen cuento, por cierto. Yo lo recomendaría.

  Una parte del cuento habla de la lucha del protagonista en un mundo donde NO usar máscara es algo considerado indecente.
  El pobre hombre intenta en vano conseguir una máscara que muestre a los demás quién es él. O, al menos, lo que él quisiera que los demás vieran en su persona y en su rango: estatus, inteligencia, fuerza, amabilidad... pero en ese mundo las máscaras se merecen, no se eligen.
  Como él es un recién llegado, con un cierto rango social por el cargo de embajador que posee, pero ciertamente con mucha ignorancia acerca del corazón de la cultura de ese mundo, le otorgan una humilde máscara: la polilla nocturna. Sin perlas, sin plumas coloridas, sin grandes ornamentos. Como una humilde mariposilla de la noche.
  Sobra decir que esa máscara, que él no deseaba, no sólo le salva la vida sino que termina siendo elevada por las acciones de su portador (y no es un spoiler). Y que lo que él consideraba que era una pobre forma de mostrarse era, en realidad, una muy digna y honorable.

  Ese cuento me persigue desde hace años...

  Y el comentario de la terapeuta...

  Y los rasguños gratuitos que sigo recibiendo de vez en vez, aún cuando cuido al detalle no herir a nadie...

  Y la manera en que la gente que me quiere me dice que no tengo que permitir que eso me duela tanto...

  Samhain marca un fin y un inicio. Acompañada por la luna del cazador (la luna llena más cercana al equinoccio y, por lo tanto, la que más tiempo permanece en el cielo nocturno), ilumina el camino.


Ex Machina (Dir. Alex Garland - 2015)
  Creo pues que llegó la hora de confeccionar mi máscara.

  Muchas terapias postraumáticas incluyen esta actividad; entonces, ¿por qué no?

  Una máscara que sirva para decir quién soy y para resguardar lo más íntimo de mí.

  Una máscara que revele mis sueños y deseos y mi opinión del mundo. Una que no me oculte, que no me deforme, que no me venda a los deseos del mercado. Pero que me proteja de sus arañazos.

  Una máscara que le diga a mis amigos y a quienes merecen serlo: "Bienvenidas/os, estás son mis líneas de pensamiento y sentimiento".

  Una máscara que le diga a la gente equivocada, a la que querría utilizarme o lastimarme o es intolerante que... bueno, algo así como: "Fuera de aquí".

  Y ahí recordé El fantasma de la ópera... De acuerdo, el protagonista estaba loco y básicamente era un manipulador. Lo que me interesa, sin embargo, es un diálogo entre el Fantasma y Christine donde se revela que cada uno ha funcionado, de manera funcional pero poco cuerda, como la máscara del otro.

  ¿Y si hubiera una opción saludable?

  El artista, por ejemplo, se muestra en su obra.
 Unx no suele decir: "Esa es una pintura de Magritte", unx dice: "Ese es un Magritte". Como si se revelara la esencia del artista a través de su obra.

  Tal vez yo tuviera que adoptar una máscara así: una Madrugada, una Memoria, una Antumbra, Umbra y Penumbra o una de Vidrio Líquido. Incluso una Terpsícore...
  O, tal vez, tuviera que pedir ayuda y hacer una encuesta sobre lo que los demás ven en mí... porque, ¿no es eso una máscara: lo que los demás ven de unx?
  Es probable que deba intentar centrarme y dejar que rezume de mi propia piel, como algo surgido desde mi centro (sea eso lo que sea).

El Principio del placer (Retrato de Edward James)
de René Magritte (1937)
 Quizás deba ser una combinación de todo eso... o nada de eso en absoluto.

  La cuestión es que va a ser una trabajo duro y, cuando lo logre, va a mejorar la calidad de mi vida y la de que quienes me quieren.

  Es curioso que en Comfortably Numb, Guilmour y Waters hayan puesto una frase que también da vueltas y vueltas en mi cabeza.
  Primero lo hizo entre lágrimas, como una manera de defenderme: pensaba mostrar lo que no era, a ver si así dejaba de recibir guantazos gratuitos sólo por ser yo mismx.
  Ahora, entre risas, la veo como una manera de superar esos escollos diciéndoles a quienes me agreden: "This is not how I am"... Y es que No es así como soy porque ustedes son incapaces de verme tal cómo soy, tan sólo me ven con las imágenes producidas por unos ojos cubiertos de espejos internos. Ojos que les muestran versiones de ustedes mismxs: de sus proyecciones, egos, miedos... pero no de mí.
  En cuanto a quienes me quieren, ellxs saben qué soy y qué no. Y reconocen que, como toda persona, hay mucho más que lo que ven en mí. E incluso lo harán cuando me vean con una máscara reveladora.

  Espero que mi futura y primera máscara sea mi tarjeta de presentación y sea una digna de mí y de los que me quieren... Desde ya, toda ayuda será bienvenida.

  Gracias.